lunes, 29 de marzo de 2010

Capitulo 5

Mister Calcetines y Rompe Narices atacan de nuevo


¿Cómo demonios me había metido yo en aquel lío?

-Lumos

Me encontraba en el despacho de Filch...

...en mitad de la noche.

Black me debía una, pero, lo más importante...¿cómo me había dejado convencer?

Ambas preguntas carecían de una respuesta coherente para mi; pero sin embargo allí estaba.

Black me debía una más, y bien grande, que se añadió automáticamente a la "Cuenta de Favores Absurdos Otorgados a Sirius Black".

Aunque ,la verdad , todo había sido muy sencillo, quizá demasiado.

"Flashback"

Enrollé el pergamino de el trabajo de Transformaciones de McGonagall ya terminado, y,junto a los de Herbología y Pociones, lo guarde en un pequeño armario de madera en el que Mery, Laura, Lily, Natalia y yo guardamos los trabajos, deberes y distintos tipos de plumas para que no se estropearan.

-"¡Por fin!"-me puse el pijama, una bata y bajé a la Sala Común.

Justo al pie de las escaleras, asomé la cabeza y miré a ambos lados.

Despejado.

No me atrevía a encontrarme con Mister Calcetines.

Respire tranquila y bajé un último escalón.

Después de ver una maraña de pelo negro azabache alborotado, sentí como alguien me agarraba por los hombros.

-¡Hola Phill!

James Potter sonrió.

-¿Me podrías hacer un GRANDÍSIMO favor?

Solté aire con un sonoro bufido.

-Veo que eres directo...¿Qué GRANDÍSIMO favor quieres que te haga?

-Pues verás...he quedado para repasar unos deberes de Transformaciones con Lily...y como supondrás no quiero, ni voy a faltar.

-¿Y...?-preguntando que tenía y en que podía ayudarle yo en eso.

-Los Merodeadores...-empezó.

-¡Ah, no!-dije oliéndome sus intenciones-¡De eso nada! Ya cometí demasiadas travesuras con vosotros cuando no tenía uso de razón.

-¿Es que lo tienes ahora?-se corrigió automáticamente-¡Lo siento!¡No he podido evitarlo, es que me lo has puesto de maravilla!

-Yap,¿y tu pretendes que yo te haga un favor, no?-le pregunté eliminando de golpe las pocas posibilidades de que aceptara.

-¡Por favor! ¡Hazlo por mi!-alcé una ceja-Bueno...¡pues entonces hazlo por Sirius!

-Si me lo planteas así la respuesta es NO, rotundo e inamovible NO.

-Cierto...entonces hazlo por Lily...¡Por nosotros, por mi..!

-¡Esta bien, esta bien!Pensándolo así..-le interrumpió.

-¡Gracias Phillipa! ¡Gracias, gracias,gracias! ¡No sabes cuanto te lo agradezco!

-Me lo imagino-supuse-Bueno, ahora el quid de la cuestión es: Primero, ¿qué debo hacer?; segundo, ¿cuando lo debo hacer?; y tercero y último, ¿dónde y con quién lo debo hacer?

-Sube a mi habitación, Remus y los demás te lo explicarán todo-respondió, y rápidamente, salió de la Sala Común en dirección a la Biblioteca.

James Charlus Potter me debia una.

Subí las escaleras de caracol hacía la habitación de los chicos. Cómo siempre estaba hecha un asco, la única zona que no padecía de contaminación era el rincón en el que Remus y Sebasthian tenían sus respectivas camas, que ajenas a las de sus compañeros de habitación, estaban medianamente ordenadas.

Peter, Sirius y Remus estaban sentados en corro, hablando en voz baja.

-Remus, tu te quedaras aquí para proporcionarnos una coartada y ayuda si la situación lo requiere. Wormtail, tu te quedaras toda la noche con McGonagall, suplicándole para que te enseñe Transformaciones y no repitas curso, yo montaré algún escándalo en el séptimo piso ,para tenerlos a todos bien distraídos por si las moscas, y James...

-James no puede ir-le interrumpí- me ha convencido para que en o que sea que estéis tramando os ayude sustituyéndolo, aunque por vuestro bien espero que no nos pillen.

Sirius se volvió y dijo:

-¡No me fastidies!

-¡¡No me fastidies tu a mi Black!!-le contesté mordazmente-Esto solo lo hago por James, solo esta vez y ni una sola más, así que si queréis ser cuatro en vez de tres explicadme rápidamente en lo que me he metido.

"Fin Flashback"

Al principio pensaba que el favor se lo hacía a James, pero luego comprendí que era para el sin cerebro, descerebrado o cualquiera de sus variaciones, de Sirius Black.

Paseé mi mi vista por aquellas aparentemente infinitas estanterías. Estaban divididas alfabéticamente.

A, B...B de Black.

Posé mi dedo en aquellos archivadores hasta que uno me llamo la atención "Black, Sirius Orion" . Con muchisimo esfuerzo por mi parte, lo saqué de aquel minúsculo hueco en el que estaba estrujado y lo coloqué, con cuidado de no estrujar nada, sobre la mesa del conserje. Lo observé.

-No podía ser más gordo-murmuré mirando el grandísimo archivador que tendría más páginas de castigos que todos mis libros de estudios mágicos juntos. Tendría lo menos 800 páginas-"o más"-pensé para mis adentros. Con razón Sirius había desechado la idea de recordarlos todos, con la memoria de pez que tenía ni si quiera se acordaría de la que montó el primer día de este mismo curso, cuándo "misteriosamente"Quejicus apareció tan contento con un vestido rosa en el pasillo del quinto piso, ni siquiera se dio cuenta hasta que lo liberaron del hechizo.

-Duo pleddius nouv-susurré haciendo una sencilla flouritura con la varita.

Sono un divertido "¡plof! " y una libreta reluciente apareció junto al archivador . La libreta, en su interior, guardaba los mismos datos que el archivador de Filch, la única diferencia era el peso, con el cual ya podía cargar sin dificultad.

-¡Doccio!

El pesado archivador volvió a estrujarse en su sitio, guarde la libreta bajo la bata y salí de allí.

El pasillo estaba poco iluminado, así que me dí prisa en volver a mi habitación.

Escuché un pequeño ruido; asustada, me volví y vi a la Señora Norris.

Filch no andaría muy lejos.

Empecé a correr, ya sabía lo que me iba a pasar; Filch me pillaría, me llevaría junto a McGonagall y me expulsarían...Black pagaría por aquello.

Aceleré la carrera, pero los pasos que me seguían también lo hicieron.

Una esquina, otra esquina..Me paré justo a tiempo para que un Slughorn con bata no me pillase.

Estaba rodeada.

Me preparé para lo peor, pero no sirvió de nada, ya que unos fuertes brazos me rodearon, me taparon la boca y me escondieron tras una armadura. Forcejeé sin conseguir mucho, hasta que con un puñetazo algo torpe conseguí que me soltara.

-¡Aaah!-se quejó Black en voz baja y con los ojos llorosos tapándose la nariz con ambas manos.

-¡Lo siento, lo siento, lo siento!-me excusé al darme cuenta de quién era. Intenté apartarle las manos de la cara hasta que lo conseguí. Sirius tenía la nariz roja y un poco hinchada, con un fino hilo de sangre que le salía de ambos orificios.

Saque la varita de bata y apunté a su nariz con ella:

-¡Enappio! ¡Tergeo!

La nariz ya estaba sana y sin sangre, pero seguía roja e hinchada.

-¡Duele...!-se volvió a quejar por lo bajo, cogió mis manos heladas sin darme tiempo a reaccionar y las colocó sobre su nariz.-¡Fresquito!

-Eres una bruta Phillis.

Apreté mis manos e hizo una mueca.

-¡Anda que..!-empecé a reprochar, pero rápidamente con su dedo índice sobre mis labios me hizo callar.

-¡Sshhh!

Me quedé tan quieta que aunque me hubieran empujado no hubiese movido absolutamente nada.

Justo al otro lado de la armadura se encontraban Filch y Slughorn.

-Buenas noches profesor-saludó el conserje.

-Buenas noches señor Filch-le contestó el profesor de pociones.

-¿Qué hace por aquí ? Es muy tarde-preguntó Filch huraño.

-¡Antojos de media noche amigo mio!, iba hacia las cocinas ¿y usted?

-La Señora Norris ha visto una alumna fuera de su dormitorio esta noche, la estoy buscando señor, y si me perdona, voy a seguir haciéndolo, buenas noches profesor Slughorn-dijo Filch antes de marcharse.

-¡Adiós Argus!-musito Slughorn y luego añadió por lo bajinis-Un conserje que habla con su gata ¡qué se encuentra uno por el mundo!

Y se marchó.

Hasta que no lo vi desaparecer tras la esquina no me moví. Cuando lo hizo me di cuenta de la situación y de que sería extremadamente raro que alguien nos encontrara así:detrás de una armadura, en mitad e la noche, yo con ambas manos sobre su nariz y el con un dedo sobre mis labios y el brazo restante rodeándome la cintura, y muy pegados para que no se nos viera.

Tanto que podía sentir su pecho hincharse y encogerse. Alcé la mirada y me encontré con sus ojos, que me miraban.

-Sirius...ya puedes soltarme-dije sintiendo su dedo rozar contra mis labios conforme los movía.

-¿Y si no quiero?-inquirió pegándome más a él hasta que sólo nos quedamos a unos milímetros.

-Pues te pasará esto-respondí a la vez que estrujaba su nariz y le pisaba con fuerza, lo cual resultó algo tonto, ya que llevaba una zapatillas de estar en casa (no las de conejitos, jamás se me ocurriría llevar esas puestas por los pasillos de Hogwarts) y me hice más daño yo que él.

Pero el dolor de la nariz no se lo quitaba nadie.

-¡Ven aquí pequeña rompe narices!

Me liberé de sus brazos y salí corriendo. Corría y corría, solo que esta vez no estaba asustada por los rápidos pasos que me seguían. Reíamos como dos niños pequeños que juegan al escondite o al pilla-pilla.

Subí algunos tramos de escaleras hasta que...

-Señor Snape, espero que esté aprendiendo la lección, ahora,por favor ,limpie todas las estatuas y los marcos de los cuadros de el pasillo contiguo-la agudo voz de Flitwick me produjo un nudo en el estómago.

Camine hacía atrás justo cuando una parte del pasillo se ilumino al abrirse una puerta.

-¡Ven conmigo!

Sirius no espero a que me diese la vuelta, me cogió en sus brazos y se tiró conmigo por un agujero que jamás había visto, y que se había abierto tras la estatua de una bruja tuerta.

Caímos a una especie de gran tobogán, todo estaba demasiado oscuro, así que me abracé a Sirius fuertemente y empecé a gritar.

No se que tiempo pasó hasta que dejé de gritar, pero seguro que fue mucho antes de que llegásemos al final final del túnel; sin embargo seguí abrazada a Black, estaba demasiado asustada como para soltarlo.

Un pequeño golpe que Black amortiguo me indico que el indeseable paseo había terminado.

-¿Dónde estamos?- inquirí sin soltarlo

Sirius no me respondió. Sacó un pergamino medianamente nuevo de su bolsillo, lo tocó con la varita y murmuró unas palabras que yo no llegué a escuchar.

-¿¡Pero que haces!? ¿¡Te pones a mirar un pergamino en blanco que no sirve para nada y ni siquiera me explicas donde estamos!?¡Seguro que estamos a cientos de metros bajo Hogwarts!y lo peor..¡estamos perdidos y nadie sabe que estamos aquí!-más nerviosa de lo que estaba grité-¡Maldigo el día en el que acepté meterme en este lió!

-Lo primero:si estamos a cientos de metros bajo el colegio.Dos:No, no estamos perdidos, ya que si no te has dado cuenta, nadie conoce los pasillos secretos mejor que Prongs y yo-cogió aire y siguió-y lo tercero, tres o como quieres que lo llame: ¡jamás vuelvas a decir que este pergamino no sirve para nada. Y por último:aceptaste participar en esta "aventurilla merodeadora" como las llamas tú, hoy, asi que hazle un favor al mundo que te rodea y no maldigas el día de hoy que da mala suerte.

-¿Y cómo se supone que vamos a salir de aquí?¡Eh!-insistí tras perder la primera batalla.

-¡Hola, Mundo Mágico llamando a Phillis!-dijo levantando ambos brazos y agitando las manos-¡Eres una bruja!Y hazme un favor, quítate de encima que no eres una pluma.

Iba a responderle, pero mi boca se cerró al instante.

El muy puñetero tenía razón.

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Aquella misma noche, antes de acostarme, me prometí a mi misma que jamás volvería a cometer una locura como aquella.

viernes, 5 de marzo de 2010

Capitulo 4

Salir de pociones era ,para algunos, como respirar aire nuevo después de un día bajo tierra, era como cuando te quitas un resfriado en un día de lluvia, respirar un aire tan puro te despejaba la mente, el cerebro y las fosas nasales; y ,luego, al sentir los tímidos rayos de Sol sobre tu piel respiras hondo, conteniendo las ganas de gritarle "¡Hola Mundo!" a todo aquello que te rodea.

Pero salir del aula de Pociones el primer día de curso y después de los recientes acontecimientos , era para aquella chica en concreto algo así como volver a nacer.

Me senté como un muerto cae a su tumba, en un banco del Gran Comedor y dejé caer mi cabeza sobre la mesa.

-Estoy muerta-declaré oficialmente.

-Vamos Phillipa-me animó Natalia- es el primer día de curso.

-Tu no has vivido mi primer día de curso-me justifiqué- es comprensible que no me comprendas, pero con Sirius Black todo ,desgraciadamente ,es posible.

-¿Qué ha hecho está vez?-preguntó-¡No habrá sido para tanto, let it be!

-¡Cómo que let it be!-grazne-¡Por el amor de Los Beatles! ¡Lily, cuéntaselo tú! ¡De mientras yo haré algo útil para el mundo! ¡Me golpeare la cabeza con la mesa hasta que encuentre la forma más bochornosa de matar a Sirius Black!

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-¡No me lo puedo creer, menudo desagradecido!-gruño Natalia con el ceño fruncido-¡Tenías razón! ¡Menudo estúpido!

-¡Podías haberlo dicho cuando empecé a ver borroso, o lo que es lo mismo, cuando empecé a pasar de los treinta golpes contra la mesa!-dije intentando levantarme, pero al ver todo girar y sentirme ir de un lado para otro, cambié de opinión drásticamente-Creo que me quedo sentada.

Los Merodeadores llegaron como siempre, los cuatro juntos, riendo, disfrutando de la vida, de las bromas y de las chicas.

-¿Que hay chicas?-Remus, como siempre, el más caballeroso.

-¿Lily?-James, como siempre a lo suyo.

-Hola-aunque salude Peter siempre esta feliz en su particular burbuja.

-¡Wow!¿Quién te ha puesto la frente roja?-inquirió Sirius.

-La mesa-contestó Nat, puesto que yo estaba algo indispuesta en esos instantes.

-¿La mesa?-rió-Estás de broma, es imposible, a menos claro que alguien la haya embrujado. En ese caso tendría dos opciones, la primera seria enviarle una tarjeta de felicitación que dijera: "¡Funciona, la has hecho callar!" Te adora, Sirius Black. Y la segunda sería ver si me afecta a mi también, en cuyo caso me vería obligado a embrujarlo.

-¿Tu que eres?¿Imbécil?-conseguí decir entre jaqueca y jaqueca.

-Corrijo-añadió-"¡Funciona, la has hecho callar! De momento"Te adora y pide que perfecciones, Sirius Black"

-¡Se ha golpeado la cabeza con la mesa ella misma!-aclaró Lily.

-¿Y por que demonios lo has hecho?-me preguntó directamente.

-Buscaba en mi cabeza alguna forma de matarte-le contesté con la ceja levantada y con una escéptica mirada.

-Una buena forma de pasar el tiempo-observó Remus.

-Exacto, buena...pero inútil.

Sirius concluyó la conversación con aquella frase antes de empezar a comer como un poseso.

-Vale masticar-dijo Natalia algo sorprendida al ver como engullía las cosas.

Me metí un tenedor lleno de espaguetis con nata y bacón a la boca.

El mareo se me había pasado más o menos, pero prefería no pensar en ello, así que saqué un pergamino ,un botecito de tinta y una pluma de la mochila para escribirle una carta a mis padres.

Extendí el pergamino sobre la mesa y con cuidado de no mancharlo con la comida que nos rodeaba.

Tragué. Volví a liar la pasta en el tenedor y penetró en mi boca.

Empecé a escribir.

"Queridos papá, mamá y Roger:"

"¿Que tal va todo por hay fuera? La verdad, espero que bien. Aquí dentro no hacen más que llenar noticias horrorosas..."

"Pero ya sabéis que si aparece un misteriosa neblina de repente debéis meteros en casa muy rápidamente, y que si veis una una extraña nube verde y negra con forma de calavera encima de una o nuestra casa JAMÁS debéis entrar en ella..."

Mojé la pluma en tinta y aproveché para comer un poco más.

" Si os preguntan si soy vuestra hija negadlo, ni siquiera a gente de fiar..."

Pasando a un ámbito más positivo: ¿Estáis todos bien? ¿Al final os iréis de vacaciones a Puerto Rico? ¡Si vais compradme un recuerdo! ¿Cómo está Roger? Mándale un gran beso de mi parte ,¡como lo quiero!

Cuidaos mucho ¿vale?

Muchos besos

Phillipa

Cerré el bote de tinta y lo guarde en la mochila, al igual que la pluma. Enrollé el pergamino y lo cerré co un hechizo que me había enseñado Nick.

-¡Familiun atette revelium!

Este hechizo hacía que sólo gente de la familia cercana pudiera abrirla, evitando así a los mirones indeseables.

Satisfecha, guarde el pergamino en mi mochila y me volví al plato.

Toda esa pasta era mía, sólo mía

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Aquella tarde en Transformaciones, una de las muchas dudas que a su vez muchos tenían fue resuelta.

-Señorita McGonagall ¿podría usted decirnos el castigo que se le ha impuesto a Severus Snape por el incidente ocurrido?-Nick pronunció aquellas palabras cuidadosamente seleccionadas, cosa que le encantaba a McGonagall, o en otras palabras, palabras por las cuales conseguíamos que el gato maullase. Literalmente.

Ante nuestros ojos un gato con pinta de severo y con unas curiosas marcas alrededor de los ojos se convirtió en su doble humano, véase, Minerva McGonagall.

Frunció el ceño y comprobó que el caballo en miniatura de Martha, una chica de grandes incisivos ,nariz respingona y grandes ojos azules, trotaba sin tropezar, como hacía el de Margot Russell.

-Señor Gegorensie, el señor Snape ha sido a castigado con 2 semanas de trabajos comunitarios mágicos para la escuela pero sin el uso de su varita, por lo tanto las tareas de limpiar los servicios, la sala de trofeos y los calderos de pociones, así como demás tareas asignadas serán realizadas a mano ,o como dicen los muggles con el sudor de su propia frente.Pasando a otro tema...

-Pues espero que sude mucho, no me vendría mal que muriese desidratado-oí como le comentaba James a Sirius.

-¡Pero que dices!-masculló él en voz baja-Yo espero que no sude nada ¡entre su sudor y la grasa de esa cosa negra horrorosa que lleva en la cabeza dejara las cosas más sucias de lo que lo estaban antes de limpiarlas, y lo peor contaminará todo Hogwarts!

James rió, pero calló de repente y bajo en un instante la vista a el libro, se colocó bien las gafas y con una complicada floritura de varita un hermoso caballo a escala pequeña de madera, se convirtió en un caballo de verdad en miniatura que meneo la cola y agito sus crines. Nervioso, corrió al galope por toda la mesa, pero al ver que estaba allí atrapado y nadie le hacía daño, se acercó lentamente a el pergamino usado que Potter llevaba siempre encima y lo mordisqueo. Rápidamente James lo apartó de él y lo colocó encima de su libreta, la cuál también fue mordisqueada por los bordes.

-Bien hecho señor Potter, pero procure que su libreta se conservé el resto del curso-observó la profesora McGonagall-En cuanto a usted señor Black-dijo volviéndose hacia él-No creerá que el señor Snape no me ha informado de que su incidente fue causado por que usted le provocó..-Sirius tragó sonoramente-Es, por cierto, un tema que a usted le causa mucha gracia.-McGonagall sonrió de lado-Por eso le informo de que sesenta puntos serán retirados a Griffyndor y usted tiene un castigo que ya he pensado: deberá recordad cada una de las veces que ha sido castigado por todo el profesorado incluido las veces por el señor Filch, cronológicamente, todas, todas, durante los siete años que lleva en este colegio.

Sirius suspiró aliviado, en un par de clases recuperaría los sesenta puntos perdidos pero seguro que no pensaba lo más mínimo en como recordaría todos y cada uno de esos castigos.

No sabía lo que le esperaba.

Y yo tampoco.

Votaciones!!