sábado, 1 de enero de 2011

Chismes

Vale, ya era totalmente oficial, Lily Evans y James Potter estaban saliendo...y de eso hacía ya más de una semana absolutamente llena de rumores, llantos y malas lenguas. Y para que entendáis como me sentía, lo explicaré paso a paso:
·1:Rumores : había tantos que se podían contar por decenas, un chico de cuarto aseguraba que les había oído planear su fuga; Ashley Zuggall, una ravenclaw de quinto año, estaba tan locamente enamorada de James que, según decían algunos, había querido suicidarse al enterarse de la noticia.
·2:Llantos : a parte de los de las ardías fans de James, las lágrimas que me tomaron por sorpresa fueron las de Mary, que no paraba de sollozar mientras repetía una y otra vez "Estoy orgullosa de ellos..¡con la pareja tan bonita que hacen!", aunque de vez en cuando le salía algún "¿Por qué demonios habrán tardado tanto?..." y no-se-que-cosas-más acerca de lo feliz que era por su amiga...
Paranoias de Mary, en fin.. lo que menos me gusto de todo fueron las malas lenguas: al igual que lo de Lily y James era una noticia digna de la portada de Corazón de Bruja, lo mío con Sirius merecía estar en las páginas de "¿Quién ha pillado un enfado de doxy esta semana?"
Si señor, seguía sin hablarme con aquel cabeza de chorlito...y por eso me sentía la chica más estúpida de la faz de la tierra.
No nos hablábamos, no compartíamos los apuntes, no me dirigía la mirada, ¡ni si quiera nos peleábamos! Se me estaba haciendo insoportable. Casi prefería ,cuando, semanas atrás, para comprobar si estaba o no loca por él.
Debía solucionar el daño que le había causado, o, mejor dicho, que nos había causado a ambos, porque una pequeña parte de mi, deseaba con la fuerza de mil gigantes que el también se sintiese raro, y deseará la aparentemente lejana, muy lejana, reconciliación.
Ahora debía pensar como la haría.
Apenas toqué la cena, pues estaba demasiado absorta en preparar un discurso de dísculpa mentalmente; Natalia, sentada a mi vera, se fijo en el filete de ternera con salsa de occs cultivados por duendes que yacía prácticamente en su totalidad en el plato de oro que tenía frente a mí.
-¿Te vas a comer eso?-preguntó entrando en mi campo visual. Pude notar como mi cara se veía adornada por una extraña sonrisa de cejas fruncidas.
-No.-respondí-Me duele un poco la tripa...
-¿Segura?
Bufé.
-¿Segura de que me duele?Mmm..Si, me parece que sí-murmuré irónicamente.
Nat miró primero a la derecha de la mesa, donde James y Lily comían juntos al lado de Remus, que conversaba con Peter y Laura; y luego a la izquierda, donde su mirada se posó en un muchacho de melena rebelde y ojos grises.
-Sabes que no me refiero a eso-susurró.
Noté como el nudo de mi estómago se apretaba con más fuerza.
-Creo que voy a subir a la habitación,..me voy a acostar pronto.
Su rostro reflejó un pequeño atisbo de preocupación; Natalia no solía mostrar sus sentimientos negativos, siempre podías encontrártela sonriendo, riendo a carcajadas, e incluso cantando...pero jamás la verías llorando, preocupada o indecisa; principalmente, porque cuando estaba así prefería ocultar sus emociones en una coraza.
-Esta bien, entonces nos vemos mañana-dijo con voz pausada.
Me levanté y me aparté de mi asiento.
-Nos vemos-musite algo sumisa, poniendo rumbo a mi habitación. Salí del Gran Comedor.
Los múltiples pasillos estaban vacíos, pero hubo unas voces que me llamaron la atención, así que giré mi mirada a la derecha.
Colgado en la pared, se hallaba un cuadro de mediano tamaño. El ambiente del mismo parecía ser el de un pub, pero estaba pomposamente decorado con gigantescas lámparas de araña; cojines rosados incrustados comn joyas, posados en sillones formados a base de lo que parecían ser plumas de pavo real; mesitas de cristal...
Dos señoras regordetas apoyaban en ellas distintas tazas de té mientras conversaban entre si, al darse cuenta de que estaba allí, una de ellas frunció en ceño que tan perfectamente tenía pintado.
-Lo siento Ediffaine, pero tengo que pasarme por mi retrato, por lo visto la gente no tiene apetito para cenar-bufó la Señora Gorda, que dejo la cucharita de la vajilla sobre la mesa, cerca de un ramo de rosas y salió del retrato de un salto.
Comprendí al instante que la Señora Gorda no me abriría el retrato si llegaba después de ella, así que empecé a mover rápidamente las piernas hacía la torre Gryffindor.
Cuando llegué, el retrato estaba abierto y la protagonista del mismo se apresuro a decir:
-¡No tengo toda la noche niña, pasa de una vez!
Obediente, pasé al interior y sin siquiera pararme a mirar el acogedor fuego de la sala común, subí a mi habitación, me quite los zapatos, y me tumbé en la cama. Respiré hondo varias veces y cerré los ojos. No sabía cuando exactamente, pero me quedé dormida.
(* * *)
Horas más tarde, desperte en mitad de la oscuridad; las chicas ya habían subido y se habían quedado dormidas, la cama de Lily estaba vacía, así que supuse que estaría montando la guardia de perfectos con Remus.
Me incorporé, y con la luz apagada, me quité el uniforme y me pusé el pijama; y como si aquello me ayudará en mi próxima misión, me cepillé el pelo antes de salir de la habitación.
Bajé las escaleras con cuidado de no hacer ruido y me acerqué a las escaleras de los chicos. Estas últimas las subí lentamente, pues parecía que el alma me pesaba el doble. Al llegar a la puerta de la habitación de séptimo curso, la abrí con suavidad y pasé dentro. En un incontrolado movimiento, me tapé la nariz para evitar el olor a calcetines podridos.
Todos dormían como troncos y los ronquidos de Peter parecían chillidos de rata, me apróxime a la cama donde un torso desnudo llacía plácidamente, evité la fuerte atracción de acariciarlo y me senté a su vera.
-Sirius-susurré-Sirius.
El chico bufó y abrió los ojos con dificultadad, al verme, se tapó completamente con el edredon y soltó un tosco -"Déjame en paz"-.
-Sirius por favor, quiero hablar contigo-imploré con voz queda-Por favor.
Parece que lo meditó unos segundos, pero luego acepto.
-Te escucho, aunque claro si vas a volverme a decir que no sirvo para nada, la verdad es que ya me se esa canción-dijó la voz a través de las sábanas.
-Yo, yo...-dije con la voz entrecortada-..¡fui una maldita imbécil!, ¿vale?¡Estaba preocupada, cansada y encima fui el estúpido de Snape!..¡Y lo siento!¡Lo siento más de lo que puedas imaginar!...¡Argg!
Un brazó salió debajo de la sábana y me agarró del brazo, tiró de mi, así que me tumbé en la cama y la sábana me tapo por completo.
Sentí su respiración muy cerca de la mia.
-Tu no tuviste toda la culpa-admitió-Tienes razón, yo podría perfectamente haber evitado el ataqué...pero no fué así...parte de la culpa fué mia, pero te pusiste tan..tan dura.
Permanecí en silencio.
-Lo siento-susurré finalmente.
Mis ojos, que ya se había acostumbrado a la oscuridad, observaron como Sirius sonreía.
-Da igual.
Unas manos calientes me rodearon la cara, y me hicieron estremecerme.
-Ahora duermete, quiero dormir.
Asentí y levanté la sábana para salir de allí, pero sirius me rodeo la cintura con su brazo desnudo.
-¡Tu te quedas!-protestó.
Ni siquiera rechiste, volví a tumbarme al lado de aquel torso tan perfectamente formado y miré a mi compañero a los ojos.
-Buenas noches-murmuró.

Malas caras

Durante unos instantes no comprendí la sencilla frase que había pronunciado Sirius a través de sus labios, aunque poco a poco las palabras cobraron su sentido ordenadamente, de una en una, como si alguien se tomase la molestia de comprobar cada palabra que escribía en una máquina muggle: "Es Lily. Está en la enfermería"

-¿Qué demonios ha pasado?¿Está bien?-escupí rápidamente mientras echaba andar a zancadas rápidas a la enfermería que regentaba la señora Pomfrey. Sirius me alcanzó sin problemas y me respondió mientras yo agarraba la bolsita de golosinas con fuerza.

-A sido Snape..-me paré de golpe.

-¿Snape?-Imposible, él jamás le haría nada a Lily.

-Si..bueno, no exactamente...-una fugaz mirada le indico que explicara todas y cada una de sus palabras-..Snivellus atacó a James por la espalda y le lanzó un hechizo de ataque que, por lo que se veía, era algo parecido a una paliza invisible...Entonces Lily lo defendió...

-¿Y entonces Snivellus la atacó?-inquirí cortándole.

-¡Me quieres dejar terminar Phillipa!-protestó-No, ese estúpido se quedo como una estatua, entonces llegué yo y creí deshacerme de él; así que entre la pelirroja y yo levantamos a James ;nos preparábamos para llevarlo a curar, cuando, de repente, Snivellus levantó la varita y apuntó a James con ella...fue entonces cuando Lily cayó y empezó a sangrar y sangrar...la sangre no dejaba de salir-dijo con voz seca.

Noté mi rostro blanquecer hasta que creí que se convertiría en nieve.

-¿Cómo que cayó?,¿Snape falló?-pregunté débilmente.

Black negó con la cabeza.

-Ella se interpuso entre el James y el hechizo.

-¿¡Que ella hizo qué!?

-Se interpuso entre ambos.

-¿¡Por que diablos no lo evitaste!?¡Por que no apartaste a Lily de un empujón!-bufé entrando en la desesperación, afortunadamente la enfermería ya estaba a la vuelta de la esquina; literalmente.

-¡Todo paso muy rapido! Snape gritó algo como "Septusuppra" o "Sepmusa" y Lily gritó "¡James!" y antes de que nos quisiéramos dar cuenta, Lily ya estaba tendida en el suelo sangrando por cientos de cortes...-explicó nervioso. Ambos sabíamos la clase de bicho raro de las Artes Oscuras que era aquel slytherin y la gente con la que se juntaba.

El hecho de recordar aquellas cosas me sacó fuera de mi.

-¡Estúpido Black, para una cosa que podías haber hecho bien en la vida la dejas pasar!-grité.

Sin siquiera pensarlo me tapé la boca con las manos. No me podía creer lo que acababa de decir. Sirius se paró y me miró directamente los ojos. Su mirada gris atravesó todo mi alma durante aquellos instantes eternos.

-Siento no ser perfecto-susurró antes de marcharse a paso rápido y desaparecer tras una esquina.

Intenté perseguirle, pero mis piernas no se movieron del sitio; también intenté llamarle, pero ni mis manos se apartaron de mi boca ni mi garganta produjo un solo sonido.

Una lágrima algo más salada de lo normal empezó a caer por mi mejilla.

Perdí la noción de las cosas, lo único que aparecía claro en mi cerebro era aquella última frase.

Con lentitud, mis brazos se movieron y volvieron a colocarse a ambos costados .Mi garganta volvió a recuperarse, un amargo sollozo fue señal de ello.

Miré a ambos lados y me retiré las lágrimas que empezaban a acumularse en mis ajos con la manga de la chaqueta.

Me sentí como aquella vez en la que me perdí en Harrods. Solo tenía 7 años y el mundo era demasiado grande para que yo lo conociese. Me enfade con mi madre, puesto que no quería regalarme ese vestidito amarillo que tanto me había gustado. Tenía a sensación de que con él sería como las princesas de los cuentos que tanto me gustaba que me leyeran; solo que aquella vez, mi madre decidió ser la bruja que deja sin su bonito vestido a la princesa del reino. La princesa, terriblemente enfada había echado a correr. Corría y corría, esquivaba trajes de noche, zapatos de tacón, bolsos...Hasta que se cansó y decidió volver con su madre; fue entonces cuando la pequeña princesa se dio cuenta de que estaba perdida. Empezó a llorar...

Otra lágrima surco mi rostro. Rápidamente, me deshice de ella con la mano e intenté centrar mi cabeza.

Enfermería. Sí, allí es donde debía ir...Sólo estaba a tres metros de mi. Así que, moviendo mis piernas, algo más pesadas que de costumbre; arrastré mi alma al interior de la enfermería.

***

-No lo sé a ciencia cierta...pero puedo asegurar que tú tienes peor pinta que yo-murmuré Lily lentamente mientras mostraba una sonrisa.

-¿Cuánto llevas despierta?-pregunté en voz baja para o despertar a James que estaba dormido en una silla junto a su cama y agarrando su mano.

-Unos diez minutos, pero por la pinta que tenías no sabía si estabas zombie o despierta.

Una pequeña sonrisa surco mi rostro unos instantes.

-¿Cómo está James?-pregunto mirándole y acariciándole el pelo con la mano que tenía libre.

-Bien, la señora Pomfrey le ha tenido que dar una poción para dormir camuflada en el zumo de calabaza para poder curarle las costillas rotas, aunque hemos pensado que lo mejor sería dejarlo donde estaba, por que si no nos esperaba una muerte segura-expliqué.

Sonrió.

-Y tú-me miró-¿qué te pasa?¿por que has llorado?

-¿Tanto se me nota?-bufé débilmente.

-No-respondió-llámalo "ojo de amiga",si quieres. Y ahora cuéntame.

Le expliqué lo que había ocurrido sin pausas por ninguna de ambas partes. Ella puso mala cara al escuchar lo que le dije.

-¿Quieres un consejo?-inquirió tontamente, sabiendo que la respuesta sería afirmativa. Aún así tuve que asentir levemente con la cabeza-Habla con él y pídele perdón.

De nuevo asentí.

-Yo también hablaré hoy-musitó mientras posaba su mirada en James.

-¿Por fin?-inquirí con la mirada encendida.

-Por fin-repitió.

_________________________________

·N/a: a partir de ahora y hasta que yo vuelva a avisar, la narración será en tercera persona·

Phillipa sonrió ampliamente a su amiga y se tragó las lágrimas de una sola vez, pensando que, seguramente, caerían de nuevo. Pero aquello no ocurría delante de Lily, ella necesitaba fuerzas para lo siguiente.

Con cuidado, se levanto de la silla tan incómoda en la que había estado sentada cerca de tres horas y se despidió de la herida con un pequeño abrazo.

-Suerte-susurró sinceramente.

Lily asintió, sabía que la necesitaría. Observó como su amiga se apartaba de la cama en la que estaba postrada y se alejaba para después desaparecer tras la puerta de la enfermería.

Era el momento.

-James-murmuró acariciándole levemente la mejilla a modo de pequeñas palmadas.-James-insistió.

El chico abrió los ojos rápidamente y miró a su alrededor alertado; al hacerlo, se encontró con los ojos verdes que tanto ansiaba.

-¡Lily!-más rápido de lo que debería haberlo hecho se incorporó y concentró toda su atención en su acompañante, lo cuál no le fue difícil-¿¡Estás bien!?...

-Tranquilo-murmuró Lily mostrando una débil sonrisa, le hacía gracia la cara de James recién despertado-Estoy bien...

-Yo..-empezó el Potter con voz seca-...creí que te perdía...

A la pelirroja le dio un vuelco al corazón, nunca había escuchado hablar a James así.

-..había tanta sangre-continuó.

-Tranquilo, ¡la enfermera es una auténtica máquina!,¡le ha dado tiempo a curarme y a dormirte para curarte a ti también!-explicó Lily tranquilamente mientras intentaba llevar la conversación al cauce que deseaba navegar-¿Ha venido alguien a verme? Se que Phillipa ha estado por aquí..

-Casi todos: Padfoot, Natalia, Moony, Peter, Nick dijo que vendría cuando despertaras...-dijo James-..el único que creo que no ha venido es tu chico.

Lily sonrió coquetamente, algo que extraño a Prongs bastante.

-¿De verás que te preocupas de eso?¿Ahora?-inquirió divertida.

-No me creo que alguien que te merezca no haya pisado esta enfermería en todo el tiempo en el que has estado-respondió seriamente mientras agachaba la cabeza.

Lily se acercó a él dando pequeños saltitos en la cama y soltó la mano de James, lo que hizo que este hundiera más aún la cabeza.

Con delicadeza y su particular elegancia natural tomo el rostro del moreno entre sus manos y fijo sus ojos en los suyos.

-James, esa persona ha estado aquí desde el primer momento, es por esa persona por la que estoy en esta cama...-los ojos de ambos brillaban como jamás lo habían hecho en sus jóvenes vidas-..es por ti ,James Potter, por quien estoy locamente enamorada.

Lily.

Phillipa miraba el paisaje otoñal y ,nerviosa, observaba de vez en cuando su reloj de muñeca. Era viernes por la tarde, y las clases acababan de terminar, ella esperaba pacientemente en un pequeño banco justo a la entrada de Hogwarts. Aunque la verdad, no tenia razones para estar allí un cuarto de hora de antes de la que había quedado con Agnus Moontown. El invierno empezaba a adelantar su llegada, o al menos eso parecía, puesto que el helado viento no pegaba demasiado con el dorado de las hojas resecas que había por el suelo, cubriendo en su mayoría, creando lo que parecía un gran manto de fuego.

Apenas había comido, aunque tampoco tenía mucha hambre; pues había dedicado gran parte de su hora de la comida a ir a su habitación a prepararse para su encuentro con el Hufflepuff. La verdad es que no le interesaba demasiado, pero sentía que era correcto arreglarse para esa ocasión. Unos vaqueros con botas y un poncho de lana marrón fueron su elección.

Diez minutos después, un grupo de Hufflepufs apareció riendo y haciendo burdas imitaciones femeninas mientras bromeaban con Agnus. Este miraba a sus amigos un tanto abochornado , y cuando llegó junto a Phillipa, ya parecía un tomate recién salido del huerto.

Totalmente colorado y haciendo caso omiso de los silbidos de sus compañeros, le indico con una sentada de cabeza que ya podían marcharse. Philipa se incorporó y cogió la pequeña bandolera que había permanecido a su lado en aquel banco.

Su andar era tranquilo y silencioso, quizá demasiado para ambos, así que el chico empezó la conversación mirando desinteresadamente las botas de su compañera al chocar contra las hojas caídas.

-¿Qué tal?-inquirió reprimiendo los desesperados impulsos de explicarle lo estúpidos que habían sido sus amigos.

-Tirando-respondió ella.

Otros cinco minutos de silencio roto por el crujir de las hojas cuando las pisaban bastaron para llegar al pequeño pueblo mágico.

-Si te apetece nos damos una vuelta y luego pasamos por las Tres Escobas-musitó él parándose.

Phillipa lo imitó y le sonrió, agradeciendo los esfuerzos del chico por hacerla sentir lo más cómoda posible.

-Vale.

Hogsmade empezaba a llenarse de escaparates en los que abundaban los adornos navideños aún faltando más de un mes para las fiestas. Phillipa frunció el ceño, tanto adorno colorido y campanitas tintineando en los escaparates la abrumaban, pues sabía que al salir de las tiendas se encontraría con un paisaje otoñal dorado.

Agnus la arrastró hasta Honeydukes, donde le compró una bolsa entera de caramelos de café, unas piruletas de caramelo de hada y unos palitos de regaliz; mientras mordisqueaba uno de estos últimos, Phillipa sintió como el olor a cerveza de mantequilla y otros licores mágicos le calentaba la cara. Al parecer el hufflepuf finalmente la había llevado al último destino que tenían pensado.

Sus ojos, como cada vez que pisaba las Tres Escobas, recorrieron curiosos el lugar. Un par de magos bastante corpulentos tomaban cada uno una botella grande y roja que citaba "Whisky de Fuego Envejecido", un grupo de tercero los observaba algo asustados, Hagrid conversaba alegremente con un hombre que tenía una larga barba verde…, en la barra, una jovencísima camarera que se había incorporado tres años atrás servía con una sonrisa coqueta a algunos amigos de Agnus.

Este se rascó la cabeza y miró directamente a los ojos de su compañera y le preguntó:

-¿Te parece si nos las pedimos para llevar? Es que

queda poco para la hora de queda.

-Esta bien, así no llegaremos todos a la vez-le respondí conforme. Agnus asintió con una sonrisa y se fue a la barra.

Mientras esperaba, me metí el último regaliz a la boca, desgraciadamente, casi lo tuve que escupir ante la sorpresa que me esperaba justo detrás mía. Los rumores que Natalia había oído eran ciertos: Juliet y Remus estaban juntos.

Estaban parados en la puerta, besándose tan apasionadamente que por un segundo creí que a Remus le habían absorbido la compostura para implantársela a Frankenstein.

Ese mismo día, unas horas antes.

James caminaba contento a paso rápido por un pasillo cerca de los jardines, unas chicas de sexto con corbata azul le sonrieron coquetamente. Él apenas se dio cuenta, tenía demasiada prisa para hacerlo. Giró a la derecha dos veces y cuando estaba ya cerca de su destino, un chico de pelo negro y nariz grande se colocó frente a él y sacó su varita.

-Potter-murmuró fríamente Severus Snape.

-Snivellus quítate de en medio, hoy tengo prisa, no tengo ganas de humillarte-bufó el Gryffindor sinceramente, aunque la suficientemente precavido como para sujetar su varita.

-¿Hace varias noches no decías lo mismo no?, cuando tu y tus calaña os dedicabais a divertiros cuatro contra uno…aunque claro, ahora sois más modestos, ¿preferís las sesiones privadas no?-la rabia corría por todo su cuerpo. Deseaba matarlo y torturarlo más que a nada…¿Cómo podía aquel despreciable estar más cerca de su Lily que él?

-No te quejes Snivellus, te lo repito, tengo prisa, al contrario que tú, yo tengo una cita que atender-respondió sin poder evitar la sonrisa de felicidad que le causaba recordar la razón por la cual tenía que llegar pronto a la biblioteca. Esto confundió al Príncipe Mestizo.

-¿Una cita…?-una mueca apareció en su cetrino rostro-Lily.

La sonrisa del Potter se ensanchó aún más, y aprovechando que Snape se había quedado estático en el sitio, siguió su camino hasta llegar, pocos minutos después, a la biblioteca, donde la chica de sus sueños le esperaba con un par de libros en la mano.

***

-..entonces Vernon se desmayo, lo cúal hizo que retumbase la casa entera del golpe, y a Petuina le dio un ataque de ansiedad-terminó de contar Lily antes de dejar sonar sus casi musicales carcajadas. Sin duda la ocasión en la que el recientemente marido de su hermana se había enterado que era una bruja le causaba mucha gracia.

James también rió.-"Pero que condenádamente estúpidos son algunos de los muggles con los que se junta esta chica"-pensó. A lo lejos, avisto a Sirius con una chica de sexto ,que , por la forma en la que se abrazaban, parecía ser su nuevo ligue. Alzó la mano para saludarle, su amigo y compañero lo miró y le devolvió el saludo, pero, de repente mostró una extraña mueca de preocupación y abrió mucho los ojos. Prongs no tardó demasiado en saber la causa: en apenas unos instantes, sintió como algo le tiraba del tobillo y quedo colgando boca abajo sin apenas darse cuenta. La varita se le cayó del bolsillo y cayó dando varios golpes en el suelo.

-¿¡Pero que..!?-protestó antes de que una inexistente patada le golpease con fuerza el estómago. Cerró los ojos con fuerza para no gritar de dolor, cuando los abrió, escupió con fuerza un líquido dulzón que había aparecido en su boca.

-¿Se puede saber que diablos estás haciendo?-exclamó con fuerza Lily sacando la varita al ver la sangre que James había escupido.

Severus Snape no respondió.

-¡Respóndeme Snivellus!-Snape sintió como algo le golpeaba el corazón-¡Respóndeme , o si no…!

-¿O si no que…?-la gente había empezado a acercarse a ellos-¿Me vas a atacar por protegerte?

-¿Por protegerme de qué?-gritó la pelirroja con rabia al ver como James escupía sangre por segunda vez mientras intentaba recuperar su varita.

-¡De él!¿¡Es que no lo ves!?Es un…-empezó Severus antes de ser interrumpido por la Gryffindor.

-¡No te atrevas!...-gritó-¡Él siempre será mejor que tú!

Severus quiso morir. La mano en la que sostenía su varita cayó como si estuviese muerta hasta llegar a su costado. Lily lo miró fijamente y volvió junto a…

-¡James!-gritó Sirius que venía corriendo, al ver como su amigo colgaba de un pie y tenía sangre en la boca, alzó su varita y apuntó directamente a el pecho del Slytherin, que salió disparado hacía atrás hasta chocar contra la pared de ladrillo y caer al suelo.

Una única lágrima surco su mejilla mientras observaba como Potter volvía al suelo, donde era atendido por Lily y Sirius. Observó como lo levantaban y comentaban algo que no escuchó, aunque seguramente tendría que ver con llevarlo a la enfermería.

La estaba perdiendo..estaba perdiendo a su Lily..de nuevo la rabia se apoderó de su cuerpo, observó como la chico sonreía al herido y le brillaban los ojos, él sonreía…Levantó la varita y apuntó con certeza al Gryffindor con ella, este pareció darse cuenta, al parecer todos los habían hecho…Pero era demasiado tarde..

-¡Sectusempra!

-¡James!

Un cuerpo cayó al suelo cubierto de su propia sangre, y más, y más...la sangre no dejaba salir...

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Phillipa atravesaba junto a Agnus Moontown las puertas del castillo, al final la cosa había valido la pena. Ambos sonreían.

-Bueno, lo hemos pasado bien-empezó él.

-Si, la verdad es que sí-responde ella metiendo la mano en la bolsa en busca de un caramelo de café.

-¿Podríamos repetirlo?-musita Agnus, aunque parece más un hecho que una pregunta.

-Si, podríamos, ¿por qué no?

Siguen paseando, Phillipa observa que su acompañante tiene la mano colgando un poco separada de su cuerpo, como si esperara que ella se la cogiese, ella se sintió incómoda y de repente, muy agobiada...afortunadamente, alguien inesperado evita tomar decisiones inesperadas.

-¡Phillipa!-Sirius se acerca corriendo, tiene sangre en la camisa, eso alarma a la chica.

-¿Qué pasa?-inquirió preocupada sin darse cuenta de el bufido de molestia que realiza Agnus.

-Es Lily, está en la enfermería.

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