sábado, 30 de enero de 2010

Miau.



A Remus se le cayó el libro que estaba hojeando, Natalia abrió los ojos y la boca como platos, y Peter, bueno, Peter roncaba felizmente en una butaca junto a la ventana, ignorando lo que acababa de ocurrir.

Y me dejé caer en el sofá que tenía detrás, y no presté atención a que tenía detrás a Black, y caí encima suya, él me miró y me sonrió muy seductoramente. Durante unos segundos, me quedé sumida en su sonrisa, sonrojada. Él me miró a los ojos. Nos quedamos así unos segundos, buceando cada uno en la mirada del otro, buscando un tesoro perdido en el fondo de nuestros ojos.

Pero de pronto recordé quién era yo y quién era él. Corsarios contra piratas. Phill contra Black.

Me levanté rápidamente de sus cómodas rodillas y dirijí mi mirada a James. Mi mejor amigo estaba colapsado, un torrente de emociones de reflejaban por su rostro: sorpresa, asombro, confusión, me para mi dilema, ni un solo abismo de felicidad. Supongo que estaría en estado de shock, después de años de declararle su amor por ella y pedirle salir una y otra vez, en un mismo día, le había confesado que estaba enamorada de otro y que acepta salir con él con tal de no decirle el nombre de otro chico. Y todo eso el primer día de curso.

-Bueno...creo que subiré a dormir- dijo Lily lentamente. Pero cuando empezó a subir la escalera hacia nuestro dormitorio, James la llamó:

-Lily-susurró James con voz seria, pero calmada.

Ella se dio la vuelta y lo miró.

-Lily, no quiero que salgas conmigo si no sientes lo mismo que yo- cogió aire y siguió- así que rechazo tu aceptación, y te pido que me dejes conquistarte...-y luego añadió con una traviesa sonrisa-¡Y no dudes que lo haré!

Lily, al principio, durante una milésima de segundo, pareció decepcionada pero orgullosa. Después, sonrió.

-Acepto tu oferta-dijo-Buenas noches James.

-Buenas noches Lily-se despidió él.

Cuando Lily desapareció por la escalera de caracol, Black y yo volvimos a mirar a James.

-Os juro que este año lo conseguiré chicos-dijo-Este año, Lily Evans será mía.

Pasaron 5 largos minutos silenciosos hasta que conseguimos recuperarnos del estado de shock que nos había producido la reciente locura. Cuando lo hicimos, Natalia y yo nos miramos y asentimos. Nos despedimos de los chicos con un corto -"Buenas noches"-y subimos como balas a nuestra habitación.

Allí estaba Lily, tumbada en su cama mirando al techo. Parecía ¿feliz?.La verdad es que no podía comprender la expresión de su cara.

Mery dormía.

-Lily Evans- susurró Natalia-espero que la noche sea lo suficientemente larga para contarnos TODO lo que nos tienes que contar.

Lily nos miro con ojos suplicantes. Pero luego cogió una almohada y se tapó la cara con ella. Lily nos conocía demasiado bien, sabía que no descansaríamos ni le dejaríamos hacerlo hasta que nos lo contase todo.

-Esta bien- sonó su voz a través de la mullida almohada-pero prometedme que no se lo contareis a nadie....

************

Hacía ya rato que Lily había terminado de hablar.

Yo yacía en mi cama, abrazando a un peluche de perro que me había regalado Black por navidad en primer año, cuando todavía éramos amigos.

Por muy mal que me cayese Black, tenía que admitir que tenía buen gusto para los regalos. Ese peluche era tan....¡adorable!

Cogí el peluche y lo puse frente a mi rostro, vi sus ojos y lo apreté fuertemente contra mi pecho. Sin duda alguna no había olvidado el encuentro visual con Black hacía unas cuantas horas. Algo revoloteó en mi estómago al recordarlo, y pude notar como mis mofletes se teñían de rojo y mi sonrisa flajeaba. Mi pecho empezó a palpitar fuertemente. Serán nauseas...., no pude ser otra cosa, pensé..Rápidamente deseché esa idea de mi mente.

Sin duda alguna eran nauseas.

Decididamente las practicas de buceo eran malas para el corazón...lo confundían, me avisé a mi misma volviendo a recordar el mar cristalino de aquellos ojos grises.

**************

A la mañana siguiente me desperté bastante cansada, y agradecí al cielo que fuese domingo.

Me levante lentamente de mi cama, y al darme la vuelta, descubrí que mis amigas no estaban allí. Instintivamente, observé el reloj de pared. Eran las diez y cuarto. Debían haber bajado a desayunar.

Me pegué una calentita ducha, y luego, sin quitarme el albornoz, salí del baño y abrí el baúl encima de mi cama. Estuve una media hora sacando los uniformes y la ropa de entretiempo y ordenándola en el armario. Luego saqué mi maxi-neceser, y lo dejé en el baño. Eché un rápido vistazo al reloj. Eran las once y cinco. Mi barriga rugió. Tenía un hambre boraz. Metí la mano en el armario, y rápidamente me decidí por una camiseta ancha de manga larga color caqui y unos vaqueros. Como un rayo, entré en el baño, me cepillé el pelo, y salí de allí dando tumbos.

Al bajar a la sala común, alguien choco conmigo.

-¡Lo siento!- se disculpo Sirius Black.

-No pasa nada-contesté.

-¡Ah ,no!La verdad es que no lo siento- se burló al darse cuenta de quién era.

-¡Sirius!-protesté. No se si fue el hecho de que lo llamase por su nombre debido a la felicidad que tenía en esos instantes por haber vuelto a Hogwarts, o el cruzé de miradas del día anterior, pero el caso es que sonrió y se corrigió.

-¡Vale, vale!Lo siento Phill.

Me fijé en su atuendo, llevaba una camisa de manga corta, bajo un jersey fino de lana, también llevaba unos vaqueros desgastados y unas zapatillas de deporte verdes. De repente, me eché a reír a carcajadas, él me miro extrañado, pero sin dejar de sonreír.

-¿Qué?

-Tus calcetines-conseguí decir entre risas.

ÉL se miró los pies. Llevaba un calcetín rosa chicle con llamativos corazones dibujados, y otro negro carbón con amarillentos quesos estampados.

-Prongs- murmuró al más puro estilo vendetta italiana.

Y con un golpe de varita, los "originales" calcetines se vieron sustituidos por unos negros muy sencillos. La verdad es que aunque me costara aceptarlo, Sirius Black estaba irresistible con cualquier cosa, incluso con aquellos calcetines.

-¿Vas a desayunar?- inquirió él.

-Sí...¿cómo lo sabes?

-Elemental, querido Watson- dijo tocando levemente mi nariz con un dedo, y añadió-No hace falta ser Sherlock Holmes para saber que eso no son zapatillas de deporte, y que te acabas de levantar.

Miré a mis pies, extrañada. Horror. Llevaba puestas unas grandes, peludas, y rosas zapatillas en forma de conejito. Me eché a reír. ¿Cómo podía ser tan ridículamente olvidadiza?

-Venga, sube a calzarte como Merlín manda, yo te espero aquí abajo, ¡no eres la única dormilona con derecho a desayuno!

Sin dejar de reír, subí al dormitorio, me quité mis adoradas zapatillas, y me decidí por unas converse all star marrones. Mientras me ataba los cordones, escuché un gruñido detrás mía. Me dí la vuelta, y vi a Black tapándose la cara con el peluche que me había regalado años atrás.

-¿Cómo demonios has subido?- pregunté, por regla general, cada vez que un chico intentaba subir a nuestro dormitorio ,las escaleras pasaban a ser una deslizante rampa, y más de uno había acabado con un buen chichón.

-¡Secreto de merodeador!- y dicho eso, volvió a "esconderse" tras mi peluche y gruño. Decidí seguirle el juego.

-¿Por qué riñes perrito bonito?-a lo que él contestó.

-¿Por qué me guardas?

-¿Por qué riñes perrito bonito?-insistí.

-No soy yo - contestó el peluche-¡ son mis tripas hambrientas las que lo hacen!

-¡¿Y a qué esperamos entonces?!- inquirí.

-¡Ni yo lo sé!- bufó Sirius tirando el peluche a la cama y llevándome a la sala común tirándome del brazo.

Cuando salimos por el retrato, pusimos rumbo al Gran Comedor.

-Ahora en serio Phill-insistió al doblar una esquina- ¿Por qué guardas a Miau?

Se refería, de nuevo, al peluche de perro, seguro que os causará mucha gracia el hecho de que un "perro" se llame Miau. Todavía me acuerdo de lo que montó Sirius cuando se lo conté....

-Flashback-

Estábamos a 25 de diciembre. ¡Navidad!. Aquella noche no dormí nada, era mi primera Navidad fuera de casa; y no sabía si los regalos que les había comprado a mis amigos les gustarían. Al despertarme, no tardé mucho en despertar a Lily para comenzar a abrir los regalos lo más pronto posible.

-Lily ,Lily ¡despierta!- grité mientras la zarandeaba, se despertó casi al instante, parecía que quería asesinarme, pero ,instintivamente ,la abracé y volví.

-¡Feliz Navidad!- ella me devolvió el abrazo, al parecer esa si era una buena excusa para despertarla.

Luego, las dos nos tiramos a la cama de Natalia, esta se despertó gritando por el susto. Pero en 2 segundos, meditó la situación y lo celebró con nosotras.

-¡Feliz Navidad chicas!

Y como habíamos quedado la noche anterior, abrimos juntas los regalos.

*********

De momento, llevaba, una bufanda echa a mano por mi abuela, una colección de aventuras de Los Cinco y Sherlock Holmes, de parte de mis padres, 100 libras esterlinas de mi abuelo; Nat y Lily me habían regalado dos discos de mis amados Beatles, un bonito bolso de parte de James y una caja de cuidados especializados para varita de Peter. Solo me quedaban dos paquetes, uno amarillo con un lazo verde manzana, y otro verde botella con un gran lazo rosa en el centro.

Cogí el primero, tenía una pequeña tarjeta que citaba "Para Phill ¡Espero que lo disfrutes! Atten. Remus" Rasgué el papel, y me encontré con la portada de un gran libro"El diccionario del mago: ¡hechizos hasta en la sopa! Todo tipo de hechizos y cómo, dónde, cuándo y para qué usarlos. Mortentia Salem"

Contenta a rabiar, abrí el segundo regalo. "¡Feliz Navidad! Sirius" decía la tarjeta. Era el peluche más adorable que había visto. Un perro grande ,gris y peludo de peluche. Lo abracé fuertemente, era tan blandito.

-¡Gracias Phill!- dijo Nat ,sacándome de mis pensamientos, ya que al parecer, el último regalo que había abierto, era el mío. Un hermoso guardapelo ovalado de plata, que tenía una foto de nosotras tres juntas abrazadas, riendo.

A Lily, en cambio, le había comprado, una pulsera dorada con abalorios verdes, la cuál, desde el primer momento, se la había colocado en la mano.

-¡Oye, vamos a ver que les han regalado a los chicos!-aventuró Mery Prewett, nuestra compañera de cuarto.

-Gracias por los regalos chicos- les dije cuando ya estuvimos en su habitación. Lo tenían todo patas arriba, papeles de regalo por aquí, pergaminos por allá, ropa tirada por los suelos....

-Oye, podríais ordenar un poco esto- sugirió Mary.

-Exacto- le contestó Sirius-podríamos hacerlo....

-....o podríamos dejarlo todo tal y como esta-termino James.

En la cama del mismo, había una caja de bombones de de naranja abierta, casi vacía.

-Veo que te ha gustado mi regalo mi regalo James- le dije.

-Me ha encantado Phill ¿cómo has sabido que eran mis favoritos?

-Se lo pregunté a un pajarito-respondí.

-¿Cómo cantaba el pajarito?-inquirió.

-¡Fatal!-le contesté.

-Entonces fue Peter-todos reímos ante el comentario de James.

-Oye, Remus,¿te han gustado las plumas?- preguntó Nat refiriéndose al "Lote de plumas para escritura especializada del señor Kronzek" tan cara que le habíamos comprado entre las tres.

-¡Me ha encantado! Pero no hacía falta....

-¡Como digas algo más te juro que te convierto en sapo!- lo amenazó Lily.

Peter jugaba a Gobstones Warrior, la nueva versión del popular juego mágico, que le había regalado James.

-¿Te ha gustado mi regalo?-le susurré a Sirius sentándome en su cama.

-¿Contesta eso a su pregunta?-dijo señalando una gran cabeza de león que había sobre su cama. Estaba encantada para que rugiera cada vez que alguien gritase "¡Gryffindor!"

-¿Te ha gustado el peluche Phill?-me preguntó él, curioso.

-¿Te refieres a Miau? Me ha encantado ¡es adorable!- le agradecí mientras recordaba lo cruel que yo era por dejar semejante ricura de peluche en mi habitación.

-¿Miau?-preguntó Sirius con cara de "Phill-está-loca-¡socorro!"

-Sí, Miau, ese perrito tan adorable-insistí.

-¿Le has llamado Miau a un perro?-asentí-¡Eso es un delito contra la humanidad!

-Fin Flashback-

Reí al recordarlo.

-Lo guardo por que es increíblemente adorable-y añadí-y por que me trae buenos recuerdos.

-Si, aquellos si eran buenos tiempos....-murmuró-éramos tan.....

-¿Amigos?-inquirí con una triste sonrisa, pero al intentar aparentarla, me salió una extraña mueca. Intentaba no emocionarme al recordar nuestra infantil amistad, el travieso niño Sirius Black había sido mi mejor amigo, habíamos pasado tan buenos momentos....

Suspiré.

Miré a Sirius, él también parecía sumido en sus recuerdos.

De repente, se le dibujo una radiante sonrisa en la cara.

-¿Te a acuerdas cuando en primero hicimos que Snivellus se metiese el dedo en la nariz doscientas diez veces seguidas?-preguntó-¡Se quedó una semana con la nariz roja y el dedo verde!

De nuevo, reí. ¿Cómo olvidarlo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Votaciones!!