sábado, 1 de enero de 2011

Lily.

Phillipa miraba el paisaje otoñal y ,nerviosa, observaba de vez en cuando su reloj de muñeca. Era viernes por la tarde, y las clases acababan de terminar, ella esperaba pacientemente en un pequeño banco justo a la entrada de Hogwarts. Aunque la verdad, no tenia razones para estar allí un cuarto de hora de antes de la que había quedado con Agnus Moontown. El invierno empezaba a adelantar su llegada, o al menos eso parecía, puesto que el helado viento no pegaba demasiado con el dorado de las hojas resecas que había por el suelo, cubriendo en su mayoría, creando lo que parecía un gran manto de fuego.

Apenas había comido, aunque tampoco tenía mucha hambre; pues había dedicado gran parte de su hora de la comida a ir a su habitación a prepararse para su encuentro con el Hufflepuff. La verdad es que no le interesaba demasiado, pero sentía que era correcto arreglarse para esa ocasión. Unos vaqueros con botas y un poncho de lana marrón fueron su elección.

Diez minutos después, un grupo de Hufflepufs apareció riendo y haciendo burdas imitaciones femeninas mientras bromeaban con Agnus. Este miraba a sus amigos un tanto abochornado , y cuando llegó junto a Phillipa, ya parecía un tomate recién salido del huerto.

Totalmente colorado y haciendo caso omiso de los silbidos de sus compañeros, le indico con una sentada de cabeza que ya podían marcharse. Philipa se incorporó y cogió la pequeña bandolera que había permanecido a su lado en aquel banco.

Su andar era tranquilo y silencioso, quizá demasiado para ambos, así que el chico empezó la conversación mirando desinteresadamente las botas de su compañera al chocar contra las hojas caídas.

-¿Qué tal?-inquirió reprimiendo los desesperados impulsos de explicarle lo estúpidos que habían sido sus amigos.

-Tirando-respondió ella.

Otros cinco minutos de silencio roto por el crujir de las hojas cuando las pisaban bastaron para llegar al pequeño pueblo mágico.

-Si te apetece nos damos una vuelta y luego pasamos por las Tres Escobas-musitó él parándose.

Phillipa lo imitó y le sonrió, agradeciendo los esfuerzos del chico por hacerla sentir lo más cómoda posible.

-Vale.

Hogsmade empezaba a llenarse de escaparates en los que abundaban los adornos navideños aún faltando más de un mes para las fiestas. Phillipa frunció el ceño, tanto adorno colorido y campanitas tintineando en los escaparates la abrumaban, pues sabía que al salir de las tiendas se encontraría con un paisaje otoñal dorado.

Agnus la arrastró hasta Honeydukes, donde le compró una bolsa entera de caramelos de café, unas piruletas de caramelo de hada y unos palitos de regaliz; mientras mordisqueaba uno de estos últimos, Phillipa sintió como el olor a cerveza de mantequilla y otros licores mágicos le calentaba la cara. Al parecer el hufflepuf finalmente la había llevado al último destino que tenían pensado.

Sus ojos, como cada vez que pisaba las Tres Escobas, recorrieron curiosos el lugar. Un par de magos bastante corpulentos tomaban cada uno una botella grande y roja que citaba "Whisky de Fuego Envejecido", un grupo de tercero los observaba algo asustados, Hagrid conversaba alegremente con un hombre que tenía una larga barba verde…, en la barra, una jovencísima camarera que se había incorporado tres años atrás servía con una sonrisa coqueta a algunos amigos de Agnus.

Este se rascó la cabeza y miró directamente a los ojos de su compañera y le preguntó:

-¿Te parece si nos las pedimos para llevar? Es que

queda poco para la hora de queda.

-Esta bien, así no llegaremos todos a la vez-le respondí conforme. Agnus asintió con una sonrisa y se fue a la barra.

Mientras esperaba, me metí el último regaliz a la boca, desgraciadamente, casi lo tuve que escupir ante la sorpresa que me esperaba justo detrás mía. Los rumores que Natalia había oído eran ciertos: Juliet y Remus estaban juntos.

Estaban parados en la puerta, besándose tan apasionadamente que por un segundo creí que a Remus le habían absorbido la compostura para implantársela a Frankenstein.

Ese mismo día, unas horas antes.

James caminaba contento a paso rápido por un pasillo cerca de los jardines, unas chicas de sexto con corbata azul le sonrieron coquetamente. Él apenas se dio cuenta, tenía demasiada prisa para hacerlo. Giró a la derecha dos veces y cuando estaba ya cerca de su destino, un chico de pelo negro y nariz grande se colocó frente a él y sacó su varita.

-Potter-murmuró fríamente Severus Snape.

-Snivellus quítate de en medio, hoy tengo prisa, no tengo ganas de humillarte-bufó el Gryffindor sinceramente, aunque la suficientemente precavido como para sujetar su varita.

-¿Hace varias noches no decías lo mismo no?, cuando tu y tus calaña os dedicabais a divertiros cuatro contra uno…aunque claro, ahora sois más modestos, ¿preferís las sesiones privadas no?-la rabia corría por todo su cuerpo. Deseaba matarlo y torturarlo más que a nada…¿Cómo podía aquel despreciable estar más cerca de su Lily que él?

-No te quejes Snivellus, te lo repito, tengo prisa, al contrario que tú, yo tengo una cita que atender-respondió sin poder evitar la sonrisa de felicidad que le causaba recordar la razón por la cual tenía que llegar pronto a la biblioteca. Esto confundió al Príncipe Mestizo.

-¿Una cita…?-una mueca apareció en su cetrino rostro-Lily.

La sonrisa del Potter se ensanchó aún más, y aprovechando que Snape se había quedado estático en el sitio, siguió su camino hasta llegar, pocos minutos después, a la biblioteca, donde la chica de sus sueños le esperaba con un par de libros en la mano.

***

-..entonces Vernon se desmayo, lo cúal hizo que retumbase la casa entera del golpe, y a Petuina le dio un ataque de ansiedad-terminó de contar Lily antes de dejar sonar sus casi musicales carcajadas. Sin duda la ocasión en la que el recientemente marido de su hermana se había enterado que era una bruja le causaba mucha gracia.

James también rió.-"Pero que condenádamente estúpidos son algunos de los muggles con los que se junta esta chica"-pensó. A lo lejos, avisto a Sirius con una chica de sexto ,que , por la forma en la que se abrazaban, parecía ser su nuevo ligue. Alzó la mano para saludarle, su amigo y compañero lo miró y le devolvió el saludo, pero, de repente mostró una extraña mueca de preocupación y abrió mucho los ojos. Prongs no tardó demasiado en saber la causa: en apenas unos instantes, sintió como algo le tiraba del tobillo y quedo colgando boca abajo sin apenas darse cuenta. La varita se le cayó del bolsillo y cayó dando varios golpes en el suelo.

-¿¡Pero que..!?-protestó antes de que una inexistente patada le golpease con fuerza el estómago. Cerró los ojos con fuerza para no gritar de dolor, cuando los abrió, escupió con fuerza un líquido dulzón que había aparecido en su boca.

-¿Se puede saber que diablos estás haciendo?-exclamó con fuerza Lily sacando la varita al ver la sangre que James había escupido.

Severus Snape no respondió.

-¡Respóndeme Snivellus!-Snape sintió como algo le golpeaba el corazón-¡Respóndeme , o si no…!

-¿O si no que…?-la gente había empezado a acercarse a ellos-¿Me vas a atacar por protegerte?

-¿Por protegerme de qué?-gritó la pelirroja con rabia al ver como James escupía sangre por segunda vez mientras intentaba recuperar su varita.

-¡De él!¿¡Es que no lo ves!?Es un…-empezó Severus antes de ser interrumpido por la Gryffindor.

-¡No te atrevas!...-gritó-¡Él siempre será mejor que tú!

Severus quiso morir. La mano en la que sostenía su varita cayó como si estuviese muerta hasta llegar a su costado. Lily lo miró fijamente y volvió junto a…

-¡James!-gritó Sirius que venía corriendo, al ver como su amigo colgaba de un pie y tenía sangre en la boca, alzó su varita y apuntó directamente a el pecho del Slytherin, que salió disparado hacía atrás hasta chocar contra la pared de ladrillo y caer al suelo.

Una única lágrima surco su mejilla mientras observaba como Potter volvía al suelo, donde era atendido por Lily y Sirius. Observó como lo levantaban y comentaban algo que no escuchó, aunque seguramente tendría que ver con llevarlo a la enfermería.

La estaba perdiendo..estaba perdiendo a su Lily..de nuevo la rabia se apoderó de su cuerpo, observó como la chico sonreía al herido y le brillaban los ojos, él sonreía…Levantó la varita y apuntó con certeza al Gryffindor con ella, este pareció darse cuenta, al parecer todos los habían hecho…Pero era demasiado tarde..

-¡Sectusempra!

-¡James!

Un cuerpo cayó al suelo cubierto de su propia sangre, y más, y más...la sangre no dejaba salir...

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Phillipa atravesaba junto a Agnus Moontown las puertas del castillo, al final la cosa había valido la pena. Ambos sonreían.

-Bueno, lo hemos pasado bien-empezó él.

-Si, la verdad es que sí-responde ella metiendo la mano en la bolsa en busca de un caramelo de café.

-¿Podríamos repetirlo?-musita Agnus, aunque parece más un hecho que una pregunta.

-Si, podríamos, ¿por qué no?

Siguen paseando, Phillipa observa que su acompañante tiene la mano colgando un poco separada de su cuerpo, como si esperara que ella se la cogiese, ella se sintió incómoda y de repente, muy agobiada...afortunadamente, alguien inesperado evita tomar decisiones inesperadas.

-¡Phillipa!-Sirius se acerca corriendo, tiene sangre en la camisa, eso alarma a la chica.

-¿Qué pasa?-inquirió preocupada sin darse cuenta de el bufido de molestia que realiza Agnus.

-Es Lily, está en la enfermería.

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