sábado, 1 de enero de 2011

Chismes

Vale, ya era totalmente oficial, Lily Evans y James Potter estaban saliendo...y de eso hacía ya más de una semana absolutamente llena de rumores, llantos y malas lenguas. Y para que entendáis como me sentía, lo explicaré paso a paso:
·1:Rumores : había tantos que se podían contar por decenas, un chico de cuarto aseguraba que les había oído planear su fuga; Ashley Zuggall, una ravenclaw de quinto año, estaba tan locamente enamorada de James que, según decían algunos, había querido suicidarse al enterarse de la noticia.
·2:Llantos : a parte de los de las ardías fans de James, las lágrimas que me tomaron por sorpresa fueron las de Mary, que no paraba de sollozar mientras repetía una y otra vez "Estoy orgullosa de ellos..¡con la pareja tan bonita que hacen!", aunque de vez en cuando le salía algún "¿Por qué demonios habrán tardado tanto?..." y no-se-que-cosas-más acerca de lo feliz que era por su amiga...
Paranoias de Mary, en fin.. lo que menos me gusto de todo fueron las malas lenguas: al igual que lo de Lily y James era una noticia digna de la portada de Corazón de Bruja, lo mío con Sirius merecía estar en las páginas de "¿Quién ha pillado un enfado de doxy esta semana?"
Si señor, seguía sin hablarme con aquel cabeza de chorlito...y por eso me sentía la chica más estúpida de la faz de la tierra.
No nos hablábamos, no compartíamos los apuntes, no me dirigía la mirada, ¡ni si quiera nos peleábamos! Se me estaba haciendo insoportable. Casi prefería ,cuando, semanas atrás, para comprobar si estaba o no loca por él.
Debía solucionar el daño que le había causado, o, mejor dicho, que nos había causado a ambos, porque una pequeña parte de mi, deseaba con la fuerza de mil gigantes que el también se sintiese raro, y deseará la aparentemente lejana, muy lejana, reconciliación.
Ahora debía pensar como la haría.
Apenas toqué la cena, pues estaba demasiado absorta en preparar un discurso de dísculpa mentalmente; Natalia, sentada a mi vera, se fijo en el filete de ternera con salsa de occs cultivados por duendes que yacía prácticamente en su totalidad en el plato de oro que tenía frente a mí.
-¿Te vas a comer eso?-preguntó entrando en mi campo visual. Pude notar como mi cara se veía adornada por una extraña sonrisa de cejas fruncidas.
-No.-respondí-Me duele un poco la tripa...
-¿Segura?
Bufé.
-¿Segura de que me duele?Mmm..Si, me parece que sí-murmuré irónicamente.
Nat miró primero a la derecha de la mesa, donde James y Lily comían juntos al lado de Remus, que conversaba con Peter y Laura; y luego a la izquierda, donde su mirada se posó en un muchacho de melena rebelde y ojos grises.
-Sabes que no me refiero a eso-susurró.
Noté como el nudo de mi estómago se apretaba con más fuerza.
-Creo que voy a subir a la habitación,..me voy a acostar pronto.
Su rostro reflejó un pequeño atisbo de preocupación; Natalia no solía mostrar sus sentimientos negativos, siempre podías encontrártela sonriendo, riendo a carcajadas, e incluso cantando...pero jamás la verías llorando, preocupada o indecisa; principalmente, porque cuando estaba así prefería ocultar sus emociones en una coraza.
-Esta bien, entonces nos vemos mañana-dijo con voz pausada.
Me levanté y me aparté de mi asiento.
-Nos vemos-musite algo sumisa, poniendo rumbo a mi habitación. Salí del Gran Comedor.
Los múltiples pasillos estaban vacíos, pero hubo unas voces que me llamaron la atención, así que giré mi mirada a la derecha.
Colgado en la pared, se hallaba un cuadro de mediano tamaño. El ambiente del mismo parecía ser el de un pub, pero estaba pomposamente decorado con gigantescas lámparas de araña; cojines rosados incrustados comn joyas, posados en sillones formados a base de lo que parecían ser plumas de pavo real; mesitas de cristal...
Dos señoras regordetas apoyaban en ellas distintas tazas de té mientras conversaban entre si, al darse cuenta de que estaba allí, una de ellas frunció en ceño que tan perfectamente tenía pintado.
-Lo siento Ediffaine, pero tengo que pasarme por mi retrato, por lo visto la gente no tiene apetito para cenar-bufó la Señora Gorda, que dejo la cucharita de la vajilla sobre la mesa, cerca de un ramo de rosas y salió del retrato de un salto.
Comprendí al instante que la Señora Gorda no me abriría el retrato si llegaba después de ella, así que empecé a mover rápidamente las piernas hacía la torre Gryffindor.
Cuando llegué, el retrato estaba abierto y la protagonista del mismo se apresuro a decir:
-¡No tengo toda la noche niña, pasa de una vez!
Obediente, pasé al interior y sin siquiera pararme a mirar el acogedor fuego de la sala común, subí a mi habitación, me quite los zapatos, y me tumbé en la cama. Respiré hondo varias veces y cerré los ojos. No sabía cuando exactamente, pero me quedé dormida.
(* * *)
Horas más tarde, desperte en mitad de la oscuridad; las chicas ya habían subido y se habían quedado dormidas, la cama de Lily estaba vacía, así que supuse que estaría montando la guardia de perfectos con Remus.
Me incorporé, y con la luz apagada, me quité el uniforme y me pusé el pijama; y como si aquello me ayudará en mi próxima misión, me cepillé el pelo antes de salir de la habitación.
Bajé las escaleras con cuidado de no hacer ruido y me acerqué a las escaleras de los chicos. Estas últimas las subí lentamente, pues parecía que el alma me pesaba el doble. Al llegar a la puerta de la habitación de séptimo curso, la abrí con suavidad y pasé dentro. En un incontrolado movimiento, me tapé la nariz para evitar el olor a calcetines podridos.
Todos dormían como troncos y los ronquidos de Peter parecían chillidos de rata, me apróxime a la cama donde un torso desnudo llacía plácidamente, evité la fuerte atracción de acariciarlo y me senté a su vera.
-Sirius-susurré-Sirius.
El chico bufó y abrió los ojos con dificultadad, al verme, se tapó completamente con el edredon y soltó un tosco -"Déjame en paz"-.
-Sirius por favor, quiero hablar contigo-imploré con voz queda-Por favor.
Parece que lo meditó unos segundos, pero luego acepto.
-Te escucho, aunque claro si vas a volverme a decir que no sirvo para nada, la verdad es que ya me se esa canción-dijó la voz a través de las sábanas.
-Yo, yo...-dije con la voz entrecortada-..¡fui una maldita imbécil!, ¿vale?¡Estaba preocupada, cansada y encima fui el estúpido de Snape!..¡Y lo siento!¡Lo siento más de lo que puedas imaginar!...¡Argg!
Un brazó salió debajo de la sábana y me agarró del brazo, tiró de mi, así que me tumbé en la cama y la sábana me tapo por completo.
Sentí su respiración muy cerca de la mia.
-Tu no tuviste toda la culpa-admitió-Tienes razón, yo podría perfectamente haber evitado el ataqué...pero no fué así...parte de la culpa fué mia, pero te pusiste tan..tan dura.
Permanecí en silencio.
-Lo siento-susurré finalmente.
Mis ojos, que ya se había acostumbrado a la oscuridad, observaron como Sirius sonreía.
-Da igual.
Unas manos calientes me rodearon la cara, y me hicieron estremecerme.
-Ahora duermete, quiero dormir.
Asentí y levanté la sábana para salir de allí, pero sirius me rodeo la cintura con su brazo desnudo.
-¡Tu te quedas!-protestó.
Ni siquiera rechiste, volví a tumbarme al lado de aquel torso tan perfectamente formado y miré a mi compañero a los ojos.
-Buenas noches-murmuró.

1 comentario:

  1. Oh, no me fijé en que actualizaste!!Sigue la historia por favor, quiero ver si pasa algo...hot? XD
    Beso, Ana (:

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